Policiales

El paseo costero que no deja de ser una pista de alta velocidad

El boulevard Marítimo, entre Playa Chica y el Torreón del Monje, es escenario de gran cantidad de siniestros viales. Imprudencia, alta velocidad y alcohol en la mayoría de los casos.

El despiste del automóvil conducido por un joven ebrio en el paseo costero de la ciudad se agrega a una larga serie de episodios viales que, en algunos casos, terminaron en absurdas muertes o lesiones traumáticas.

El boulevard Marítimo Patricio Peralta Ramos, en el tramo que va desde el Parque San Martín hasta el Torreón del Monje, se transformó en los últimos años en una fatídica pista de alta velocidad, con la imprudencia como rasgo distintivo de la mayoría de los siniestros.

Sin dudas que el suceso de mayor trascendencia fue el ocurrido el 4 de junio de 2017 cuando Federico Sasso, a bordo de su Renault Clio -lo conducía alcoholizado- en dirección al sur de la ciudad se despistó a más de 70 kilómetros por hora. El vehículo salió despedido hacia la vereda de la costa a la altura de Gascón, en la curva de Cabo Corrientes. La adolescente de 14 años estaba con un grupo de amigos y fue embestida por el vehículo. Su muerte fue cuestión de minutos. Sasso, luego de un largo y controversial proceso judicial, fue condenado pero la mayor parte de la pena la ha cumplido en arresto domiciliario.

En la misma curva, el 19 de noviembre de 2011 tres hombres que viajaban en un Fiat Uno perdieron la vida al colisionar de forma frontal contra un camión. Otros dos ocupantes del automóvil sobrevivieron con serias lesiones.

El siniestro de esta madrugada en el que Ignacio Aróstegui (25) destrozó el Volkswagen Fox al despistarse alcoholizado tuvo una réplica casi similar. El 10 de febrero de 2016 una joven de 24 años oriunda de Tucumán y que vacacionaba con su familia en Mar del Plata fue impactada por un Fiat Duna que tenía por conductor a un policía del Operativo Sol. A la joven tucumana debieron amputarle una pierna.

Durante los últimos meses, la zona de Playa Chica fue escenario de tres despistes y tuvieron por similitud que todos los vehículos superaron el paredón costero y terminaron entre las piedras, a pocos metros del mar.

Reductores de velocidad, cámaras de video y controles continuados se dispusieron como estrategias para atacar el problema del tránsito en ese lugar de la ciudad, aunque por ahora sin éxito.

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